La fortaleza psicológica ha comenzado a utilizarse en el entorno laboral como la capacidad de la persona para manejar bien el estrés y adaptarse positivamente a los cambios generados por la crisis. Esta capacidad relaciona con la actitud de la persona ante las adversidades, a mayor fortaleza psicológica vaso está medio lleno y a menor fortaleza el vaso está medio vacío.
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Todas las personas tenemos una gran capacidad para superar las situaciones difíciles, para hacer frente a la adversidad. Vivir no es otra cosa que levantarnos cada vez que nos caemos.
En la situación de crisis que actualmente estamos viviendo, las personas que desarrollan sus fortalezas muestran mayor capacidad para asumir de manera más flexible las situaciones límite que se dan en nuestro entorno laboral.
Hablamos de situaciones límite que generan grandes picos de estrés, porque ponen a prueba nuestras capacidades. Por otro lado, esta ansiedad también es alimentada por otra idea: tenemos que superar estas situaciones si queremos sobrevivir en el marco laboral en el que nos encontramos.
Supongamos la siguiente situación:
Imagina que en tu empresa hay que desarrollar un nuevo proyecto, nunca se ha realizado, es importante para el futuro de tu empresa, y te lo han encargado a ti para desarrollarlo. Se trata de una nueva situación en la que no eres experta, pero tu empresa considera que por tu experiencia y por tus capacidades eres la persona más adecuada para llevarlo a buen término.
Ante esta situación hay dos opciones:
- Opción 1: Resiliencia Baja. Eres una persona con una baja resiliencia y no aplicas tus fortalezas psicológicas en situaciones nuevas.
Ante esta situación el estrés, la ansiedad y la preocupación por no dar la talla, por equivocarte, te acabarán sobrepasando y probablemente no seas capaz de llevar a buen término el proyecto. La situación la percibes como una amenaza lo que genera emociones negativas mermando tus capacidades.
- Opción 2: Resiliencia Alta. Eres una persona con una alta resiliencia y activas tus fortalezas psicológicas para hacer frente a la situación.
El escenario que se presenta es un desafío, un reto, un objetivo a alcanzar. Percibes la situación como un escenario de aprendizaje y una oportunidad para desarrollar nuevas habilidades. Lo único que debes hacer para conseguir el éxito es aprender, fomentar la interacción con los demás para trabajar juntos y sobre todo ponerte en marcha.
No sabemos lo fuertes que somos hasta que ser fuerte es la única alternativa
Se trata pues de afrontar con positividad una situación que a priori podría presentarse como una fuente de estrés. Además, un trabajador resiliente será capaz de fijarse objetivos alcanzables y realistas que le permitan adaptarse a la nueva situación.
¿Cómo desarrollar nuestra resiliencia en el trabajo?
Con frecuencia asociamos las situaciones adversas en los entornos personales asociadas a un fuerte impacto emocional (separación, pérdidas, accidentes,…) Sin embargo, en tiempo de crisis, las situaciones límite están muy presente en el entorno laboral (cierres, ERTE, ERE, …)
La realidad actual es un mundo de creciente incertidumbre. La globalización, la irrupción de los avances tecnológicos y los cambios geopolíticos ponen a las personas bajo una presión cada vez mayor. Los cambios para transformarnos y adaptarnos requieren agilidad. En un mundo volátil, incierto, complejo y ambiguo, la resiliencia se convierte en un activo estratégico.
Tradicionalmente asumimos que para triunfar y prosperar en el trabajo, el esfuerzo y la intensidad, tanto en horas como en dedicación, eran la clave del éxito. Hoy, esta idea empieza a cambiar.
Cada vez más se busca personas capaces de recuperarse de una crisis, de controlar sus emociones ante una situación complicada y de salir reforzados de los desafíos.
La resiliencia es una cualidad innata de cada persona. Aunque se trata de una habilidad sensible a la experiencia.
De hecho, algunas personas han conseguido desarrollarla tomando como ejemplo a alguien cercano con esa cualidad, pero otras lo han hecho afrontando los problemas y dando lo mejor de sí mismos a la hora de resolverlos.
Esta idea de SUPER-EMPLEADOS, trabajadores ideales, trabajadores para todo que responden bien ante todas las adversidades, que responden positivamente según las expectativas de productividad y eficiencia, que manejan adecuadamente el estrés y la ansiedad generada por los cambios constantes y por la situación de crisis, puede plantearnos algún problema.
¿Puede ponerse en cuestión nuestras capacidades profesionales, como empleados eficientes, si en ocasiones no sabemos gestionar un problema en un momento dado?
En el artículo de El País elpais.com /elpais/2019/10/14/eps/1571060744_913277.html Se busca empleado de hierro, hundirse ante la adversidad.
Todos podemos flaquear en lo que respecta a nuestras capacidades para afrontar los problemas laborales, y más en tiempos de crisis. Lo que es importante es cultivar una actitud positiva ante la adversidad, ver como un reto más que como amenaza y aplicar cierta flexibilidad ante la situación.
¿Qué podemos hacer?
En el entorno laboral hay que ser muy conscientes de las capacidades y de las fortalezas, de aquello en lo que destacas, a la vez de ser consciente de las limitaciones de las áreas de incomodidad. Así tomando conciencia de las posibilidades se definen objetivos retadores aunque alcanzables y para lograrlos utilizar los recursos de la forma más adecuada posible delegando en el equipo y compañeros y adquiriendo más herramientas y conocimientos antes de enfrentarse a las tareas en las que no tenemos soltura.
- Tomar los obstáculos como una oportunidad para aprender y crecer. Esforzarse por ver el lado positivo de las dificultades (vaso medio lleno). Hay que tener en cuenta que tan solo se crece con las adversidades.
- Ser perseverantes y no rendirse a las primeras de cambio ya que el éxito requiere esfuerzo y constancia.
- Ser flexibles ante cambios, ya que los cambios y la evolución son algo necesario para mejorar. En el trabajo tomar los cambios de forma optimista, sabiendo que quizás conlleve un esfuerzo al principio, pero que los objetivos serán más alcanzables tras superar ese periodo de adaptación.
- Proponer metas realistas y alcanzables y ser perseverantes ante los obstáculos ya que son oportunidades para crecer y aprender. No te rindas a la primera de cambio ya sabes que el éxito requiere esfuerzo, tenacidad y constancia.
- Aumenta la consciencia de tus emociones, controla el estrés y la incertidumbre. Que los sentimientos negativos no te alteren en exceso, acepta que el estrés forma parte de la vida, es un mecanismo de defensa innato, lo que marca la diferencia entre las personas es cómo nos enfrentamos a esas situaciones generadoras de estrés.
- Celebra tus éxitos y no lo compares con los demás. Busca siempre algún aspecto positivo de la adversidad “No hay mal que por bien no venga”.
Recuerda:
Ni todo es bueno ni todo es malo. El vaso medio lleno o el vaso medio vacío depende de la forma en que tu interpretas la situación. Que la balanza esté en un lado u otro depende de tu actitud ante la situación.
Trata de interpretar cambios y las situaciones complejas de forma positiva y será más fácil mantenerte concentrado y optimista cuando las circunstancias sean adversas, mayor resiliencia.